domingo, 22 de julio de 2007

LA IDENTIDAD EPISTEMOLOGICA DE LA ADMINISTRACIÓN: EN BUSCA DE SU UNIDAD

“No se trata de construir edificios conceptuales que no convencen a nadie. No se trata tampoco de no dejarse llevar por el vértigo epistemológico y, bajo el pretexto del conocimiento exacto de perderse en una huida en la abstracción que busca acercarse indefinidamente a un limite de perfección exacta y rigurosa sabiendo que, a la manera de las matemáticas y según Bertrand Russell, que no saben de que hablan, ni si lo que dicen es verdadero” (Georges Gusdorf)


La preocupación latente que enmarca el reñido debate entre el Positivismo y el Constructivismo como formas para llegar al conocimiento representa para la administración como disciplina un reto epistemológico acerca de los métodos que pueden y deben ser utilizados para la producción de conocimiento en la ciencias sociales, y muy especialmente en la Administración.

Desde los antiguos griegos, Platón plantea que el conocimiento se caracteriza por ser necesariamente verdadero (episteme[1]), de la misma manera Sócrates en el dialogo Platónico elaborado en el Teeteto[2], define que la denominación de conocimiento debe

restringirse a las creencias verdaderas y justificadas. De acuerdo con esta definición no basta con afirmar que algo es verdadero para considerar que eso constituye conocimiento.

Desde esta perspectiva, que sin lugar a dudas soporta la línea de pensamiento Positivista, la construcción de una epistemología de la Administración no debe únicamente fundamentarse en métodos matemáticos-empíricos, ya que el objeto de estudio en este caso la “administración” no seria consecuente con el método elaborado de acuerdo a su naturaleza. Desde luego, la tendencia actual esta orientada hacia la “matematización” de todo lo humano, que en consecuencia produce una forma “reduccionista” de tratar las actividades humanas sobre todo aquellas que se dan el escenario de la Administración, como bien fuera expresado por Georges Gusdorf[3] :

“La inteligibilidad matemática no puede considerarse insignificante pero puede convertirse en asilo de la ignorancia; ella no describe más que una película, una telaraña en la superficie de la realidad; no pone en juego la exigencia global que subyace a la afirmación de la vida en la diversidad indefinida de sus metamorfosis. (p. 18)

En consecuencia, la pregunta que debemos plantearnos en primera instancia debe ser acerca de la forma y contenido epistemológico adecuado, correcto de abordar los temas administrativos de tal manera que no solo se teorice, sino que también sea este



pensamiento, impulsor de la “acción administrativa[4]” a través de la practica, que permita, en todas las formas, construir los bucles que den a la estructura de la organización sentido “inteligente”, evolutivo, adaptativo, y sobre todo, permeable a las ciencias y disciplinas que pueden servir de fuente para mejorar el “epísteme administrativo”.

Por esta razón, si la Administración se designa como el objeto de estudio y a partir de ella la practica administrativa, ¿cuales son los elementos que la constituyen que tengan el carácter y la fortaleza del sujeto antes que del objeto final de la misma? Si, esta es una disciplina que solo puede ser elaborada y ejecutada por seres humanos, ¿como entender una forma distinta de “administrar” que no sea bajo el esquema de la “acción humana” permeada por otras ciencias que aportan a la formación del cauce cognoscitivo de la “administración como ciencia?”. En este sentido expresa Gusdorf :

El hombre no se somete a la ley de las cosas, siendo el mismo el creador de las ciencias, operador y destinatario de todo saber que se obtenga[5]

Dentro de este contexto, si el hombre es el creador de las ciencias, porque entonces adherirse a un método científico que aísla al sujeto y, da altura preponderante al objeto medido por el método empírico? Luego, ya es tiempo de que el debate ponga claridad en la demarcación o por lo menos se establezca un acuerdo epistemológico en el cual quede claramente establecido que no hay una “única” forma de llegar al conocimiento, sino que por el contrario, el conocimiento puede ser manifestado como verdadero por métodos mas allá de la falsacion[6], y el ejercicio empírico. Esta posibilidad queda claramente establecida cuando Gusdorf plantea:



“Todas la ciencias creadas por el hombre, son exponentes de la genialidad humana; todas las ciencias son ciencias del hombre El conocimiento devuelve al hombre lo que él mismo le ha prestado. Espíritu y naturaleza no son dos realidades independientes que se pudieran reencontrar por azar. Los principios de las ciencias son estructuras mentales que hacen que el pensamiento construya el universo en función de sus normas propias de inteligibilidad, lo que supone que el conocimiento y el mundo no son extraños el uno al otro como ya lo habia afirmado Shelling. Ciencias de la naturaleza y ciencias de la cultura son indisociables como solidarias son la antropología y la cosmología. (p. 18) (negrillas fuera de texto”

De todos modos, es necesario, entrar a estudiar a la “administración” desde interrogantes tales como: ¿Por qué la Administración? ¿Desde Cuando? ¿Para que? ¿Con que y como? Cual es el motor que le permite a las Ciencias de la Gerencia o a las Ciencias de la Gestión, o será talvez las Ciencias de la Administración, avanzar paralelo al desarrollo de las estructuras sociales, sus fenómenos, sus cambios y sus volátiles conductas asociadas a los factores externos. ¿Como se inserta “la practica administrativa” en los mecanismos actuales de la economía de mercado desde el proceso mismos de producción, distribución y consumo? ¿Cómo se interconecta el mecanismo de mercado a partir del comercio, el dinero y la institucionalidad del mercado?

Por el contrario, en la eventualidad de la búsqueda del conocimiento administrativo abordado desde la practica positivista, se corre el riesgo o mejor dicho, se llega a la “reducción” de la practica administrativa sujeta a las valoraciones y funciones de orden matemático a través de la “racionalidad instrumental, que se utilizarán para resumir el contenido, pero que a la larga eliminan la posibilidad de la aplicación hermenéutica en la relación de la Administración con las estructuras sociales, y en especial la relación con las practicas que no solo desarrollen la sostenibilidad de la organización, sino que esta sostenibilidad pueda ser orientada a la misma función sostenible de la sociedad. Claramente lo expresa Moigne, citado por Muñoz (2000):
“La incoungrencia principal de esta disciplina reside mas precisamente en lo inapropiado de los métodos prestados para captar en su naturaleza y complejidad lo que constituye, desde nuestra perspectiva, su objeto de estudio que responde mas a la necesidad de estudiarlo “científicamente” que al imperativo de comprenderlo en su verdadera naturaleza”

En efecto, es precisamente la tendencia “cientificista” que algunas corrientes y escuelas del pensamiento administrativo han tratado de enfatizar en la construcción epistemológica de la administración, en donde el énfasis lo buscan en los elaborados modelos explicativos, antes que en las bases de la comprensión de la naturaleza misma de la práctica administrativa. Esta acelerada obsesión por establecer “leyes generales” en la practica administrativa, ha llevado a que se pierda de vista que en cada bosque, cada árbol tiene sus propias características que le permite fortalecer sus tallos, raíces, y formas de intercambio de energía con el entorno a pesar de que esta sembrado en el mismo terreno que los demás.

Citando a Muñoz (2000), “Esta visión científica de la administración tradicional podría calificarse de reduccionista pues se centra en lo exclusivamente técnico-económico, y aplicarla sin escrúpulos a la vida organizacional, como dirían Morin (1993), “Reduce lo real a lo que es cuantificable” y continua Muñoz (2000), “El afán de hacer abordable las situaciones de gestión por una lógica racional, matemática y objetiva, con el fin exclusivo de que aporten forzosamente a la eficiencia técnica o financiera de la empresa, oculta otras facetas de la vida humana necesariamente implicadas en tales situaciones y ese reduccionismo, a la postre, puede generar un efecto perverso sobre las personas, las organizaciones, la sociedad y los ecosistemas.

Como si fuera poco, es precisamente la vida humana en la organización, lo último que se piensa desde algunas de las modas de la práctica administrativa. La obsesión eficientista de la gerencia desconoce en su momento, la alta responsabilidad que tiene con la “vida humana” que esta a diario aportando sus energías en el fortalecimiento de la organización, que esta aportando a una practica administrativa, y que esta aportando a una apuesta estratégica fundada puede ser a partir de las creencias o el conocimiento. Pero, que a la larga es esta vida humana el soporte real de la competitividad sostenible de la organización.


Al respecto conviene decir que, se le da la bienvenida a las posturas que entran en oposición al positivismo, ya que están abriendo el camino que permite a las ciencias sociales y en especial a las ciencias de la administración, renovar sus métodos de investigación, sus formas de abordar al sujeto y objeto, y por sobre todo, se está desarrollando una visión mas amplia y coherente con las realidades sociales de los tiempos actuales y porque no decirlo de los tiempos venideros.

En concreto, el poder abordar el objeto de estudio de la administración desde la visión comprensiva, es una reafirmación de que la ciencia es hecha por el hombre y para el hombre. Que la ciencia es un asunto de cuestiones humanas. Que por tanto, el estudio de la organización y la administración subyace a lo humano; que busca a partir de los individuos, el sentido, la razón de ser dentro de las situaciones sociales y culturales que lo abrigan, muy por encima de las características cuantificables y reductibles a modelos de amplio espectro matemático-deductivo; reafirmando así mismo, la posibilidad de que en el estudio epistemológico de la administración y la organización, se pueda dar espacio a los componentes de la cultura y sus relaciones con la evolución de la organización y la practica administrativa.

De hecho, tratándose de cuestiones humanas, más vale, para la perspectiva comprensiva, las diferencias, las especificidades de los individuos y su sentido. Esto, lleva a la pregunta:. ¿Cómo construir leyes generales de la administración, cuando las organizaciones a través de las cuales los seres humanos interactúan no se comportan con los mismos grados de sensibilidad en cualquier parte del mundo? ¿Cómo pretender hacer a un lado, las especificidades de la cultura, y el contexto social, económico y político en el cual vive de manera particular cualquier organización y con los cuales debe lidiar en busca de su sostenilibidad?




En efecto, no quiere decir lo anterior, que no puedan existir elementos comunes a una conducta de las organizaciones independientemente del contexto en el cual se encuentren funcionando. Pero estos elementos comunes no tienen por si solos la fuerza de “ley general” que permitan la generalización. Por lo tanto, es aquí donde se encuentra la riqueza, la potencialidad del desarrollo de una epistemología de la administración, la cual se construye en la cotidianidad de la acción humana a través de la práctica administrativa, y no en los laboratorios. Las propias especificidades de las organizaciones en sus respectivos contextos hacen que el intento por construir leyes generales sea inocuo. De esta forma, se refuerza el hecho o la propuesta acerca de abordar a la administración desde una visión comprensiva.

De igual modo, esta visión “comprensiva” puede permitir la construcción de un núcleo de conocimiento pertinente a la practica administrativa, la administración misma, y la organización, por lo tanto, cabe entonces preguntarse acerca de la relevancia misma de una calificación “científica” menester de que lo que se pueda construir no estará mediado por el “método científico” establecido desde el positivismo, sino contrario sensu por una practica investigativa abierta a la creatividad rigurosa y al ingenio en la medición de las relaciones que puedan ser obtenidas entre la organización, la administración, la practica administrativa y su medio interno y externo al cual se debe. Vale así la pena preguntarse , si lo que buscamos es construir una Administración Científica, o en su lugar una Ciencia de la Administración capaz de comprender los fenómenos generales de la gerencia, su abordaje desde la particularidad especifica del entorno para cada organización, y desde la rigurosidad de uno o varios métodos capaces de sostener las premisas, las creencias, el conocimiento y su posterior aplicación al desarrollo organizacional. Como lo afirma Laurent Lapierre en su artículo Gerencia es Crear[7]:



“ Gerenciar como uno es, es otorgarse el derecho a pensar de manera diferente, es aceptar no saberlo todo de antemano, es gerenciar a seres humanos imperfectos, es también gerenciar con otras personas, es dar prueba de autonomía, encontrar sus propias ideas…(p.5)

Lo anterior, invita a pensar, si es en este sentido necesario la “unidad de método”, o por el contrario el método puede validar la unidad de criterios que se construyen con el avance de la investigacion desde la visión comprensiva. En tal caso, ¿Cómo se podría construir un consenso entre la comunidad intelectual o dicho de otra forma, entre la comunidad que investiga en el campo de la administración, criterios que permitan una comunicación mas homogénea sin que esto reste la especificidad y la particularidad de los objetos de estudio abordados?

Luego, es necesario el afinamiento de un lenguaje especial que permita la comunicación del conocimiento en administración, pero un lenguaje que no se enajene de lo humano, de lo social, que aunque se requiera de un determinado nivel de comprensión, este nivel sea de relativo fácil acceso. De esta manera, seria el lenguaje quien ayude como hilo conductor en la construcción de un todo de las ciencias en administración construido desde sus partes y observado como un sistema abierto al intercambio no-negado de las distintas energías que contribuyan al fortalecimiento de una filosofía general de la administración pero que comprende desde la misma hermenéutica la interpretación precisa de los escenarios en los que actúa la practica administrativa.

En consecuencia, implica esto, quizá ¿Que se debe apartar la investigacion en las ciencias de la administración de las “controversias”? Sin lugar a dudas, seria el peor error que se cometería, pues si bien no se busca afirmar una posición “cientificista” de la administración, ésta, puede participar con argumentos sólidos en la discusión permanente acerca de las “controversias” que den origen a nuevos paradigmas, no confundiendo estos con el surgimiento de “modas administrativas”, sino por el contrario comprendiendo que solo a partir de las “controversias” se puede dar el impulso a nuevas formas de comprensión de la practica administrativa, de sus variantes fortalezas y debilidades.

Dentro de este contexto, se presenta para la Administración, la Organización y la Práctica Administrativa el problema de la “representación”, como lo expresara Latour : “ la ciencia seria algo superfluo si no existiera ninguna diferencia entre la apariencia de las cosas y su esencia”. Y, es precisamente, uno de los mayores retos de la Administración: su representación y su objeto de representación. Dicho de otra forma ¿que fundamento garantiza la relación existente entre los objetos de estudio de la administración y las afirmaciones hechas sobre estos mismos objetos? ¿Es acaso este un problema de “método”?

La reflexión, es invitar a pensar seriamente, sobre el camino que debe seguir la “Administración” en busca de su propia identidad. Si se decide seguir la forma tradicional, en la que se busca como máxima “el eficientismo técnico” que reduce la “realidad administrativa” al juego de números y normas deducidas como regla general, o , si por el contrario, se apoya la ruptura de las viejas tradiciones, en busca, de un horizonte mas cercano al objeto de estudio que debe ser abordado por la administración no desde una perspectiva reduccionista , sino por el contrario desde una perspectiva abierta, holística, permitiendo la validación de distintas formas de investigar y producir conocimiento que sin alejarse de un método riguroso, permita el abordaje de problemas sutiles en la Administración, rompiendo así los esquemas que llevan a la incongruencia o falta de coherencia teórica que en ocasiones es atizada con acento científico por las corrientes de la “metafísica de la acción”[8] administrativa, que mas que abonar a la epísteme administrativa, lo que producen es una retroacción positiva, distorsionando la identidad misma del marco general de la teoría administrativa cuando en su afán cientificista, se lanza a las afirmaciones deductivas. Este problema de la incongruencia esta bien aclarado por Muñoz (2000) cuando cita el debate entre positivismo-constructivismo en Francia, en el marco de su tesis doctoral, cuando plantea:

“La incongruencia fundamental de esta disciplina reside más precisamente en lo inapropiado de los métodos prestados para captar en su naturaleza y complejidad lo que constituye, desde nuestra perspectiva, su objeto de estudio. O, dicho de otra manera, la gestion se fabrica un objeto de estudio que responde más a la necesidad de estudiarlo “científicamente” que al imperativo de comprenderlo en su verdadera naturaleza… “Esto es una adaptación del objeto al método en aras de un dudoso estatus epistemológico de ciencia exacta”. (p. 3)

Finalmente, Buscar la “exactitud” se ha convertido de esta manera en una obsesión de algunas corrientes del pensamiento administrativo, que desde mi punto de vista, están no solo tratando de evitar lo inevitable, sino que provocan una “ficción” al pretender que el desarrollo de una “Administración Científica” bajo los cánones de un “método científico” sigue siendo la única manera posible de producir conocimiento útil, verdadero y aplicable.

BIBLIOGRAFIA.
· LA PIERRE, Laurent., Gerenciar es Crear. Cátedra sobre liderazgo Pierre-Péladeau en HEC Montréal[9] Traducción al español: Carla Menza

· WARREN, B. Genis; JAMES O`Toole. “Como las Escuelas de Negocios Perdieron el rumbo. Harvard Business Review, Abril 2 del 2006. Tomado de Rodrigo Meza, Universidad EAFIT.

· MUÑOZ, Rodrigo, Capitulo 2 Tesis Doctoral: “El debate positivismo-constructivismo en Francia: una mirada desde las ciencias de la gestion.

GUSDORF, Georges., “Los Modelos Epistemológicos en las Ciencias Humanas” tomado de revista Psychologie, tomo XLIII, No. 397 de 1990. Traducido por Rodrigo Muñoz G., profesor de la Escuela de Administración de la Universidad EAFIT

MOUCHOT, Claude.m, En: Martinet, A. Ch. Epistémologies y sciences de gestion. Paris, Ed. Economica, 1990


[1] Conocimiento perfecto, referido al Mundo de las Ideas, consecuencia del ejercicio de la razón. Platón distingue dos géneros fundamentales de conocimiento: la ciencia (epistéme) y la Opinión. A su vez, el tipo de conocimiento que denomina ciencia se divide en ciencia en sentido estricto (o inteligencia (noûs) o dialéctica o filosofía) y pensamiento discursivo, y la Opinión en creencia y conjetura. La noción actual de ciencia no coincide totalmente con la platónica: para este filósofo la ciencia era el conocimiento estricto (universal y necesario) de lo absoluto, de lo eterno (que identificaba con las Ideas) y una tarea eminentemente racional. Sólo la ciencia que llamamos matemática coincide casi totalmente con esta forma de entender la ciencia, pero muchos conocimientos que ahora llamamos científicos caerían en lo que Platón denomina mera opinión; por ejemplo, los que apenas son algo más que meras especulaciones en un caso, o generalizaciones empíricas en otro, como la sociología, la psicología, la economía... Por el contrario, la física teórica estaría a medio camino entre la opinión y la ciencia, dado su carácter eminentemente matemático y racional.

[2] El Teeteto es un diálogo platónico. Su tema fundamental es la pregunta ¿qué es el conocimieto?. Teeteto, un joven estudiante de matemática y ciencias afines, propone 4 definiciones que son rechazadas por Sócrates. El saber no puede ser definido mediante ejemplos, no es percepción, ni opinión verdadera, ni una explicación acompañada de opinión verdadera. Sócrates rebate estos argumentos desde un punto de vista crítico, es decir solo cuestiona lo que propone Teeteto a través de preguntas y no formula un concepto de lo que es conocimiento. De este diálogo proviene una definición tradicional del conocimiento, la que lo considera como creencia verdadera justificada.

[3] Los modelos epistemológicos en las ciencias humanas. Tomado revista Psychologie, tomo XLIII, Nro 397 de 1990
[4] Entendiéndose la acción administrativa como la incorporación de toda la energía gerencial en la ejecución de las decisiones tomadas en función de la orientación que debe tomar la organización dado los elementos de planeacion que haya establecido y su propósito organizacional inmerso en el tejido social al cual corresponda
[5] Ibid 3.
[6] Ante la imposibilidad de la verificación, Popper propone la Falsación como medio de aproximación a la verdad.
[7] LAPIERRE, Laurent., Gerencia es Crear. Profesor titular, director de la Cátedra sobre Liderazgo Pierre-Péladeau en el HEC de Montreal.
[8] Hatchuel, en su diagnostico preliminar, considera que tradicionalmente la administración se ha organizado en torno a supraideas o metafísicas de la acción (las utilidades, la estrategia, la cultura organizacional, el lider, etc.…) que buscan totalizar e imponer de manera erógena a los colectivos actuantes, comportamiento ajenos a sus dinámicas sociales. (tomado Capitulo 2 Muñoz, 2000- El debate Positivismo-Constructivismo en Francia)
[9] Este texto de Lapierre se ha convertido en una posición colectiva avalada y firmada por personas de diversos horizontes: altos gerentes, rectores, profesores, investigadores, artistas, estudiantes. La lista de signatarios se encuentra en: http://www.hec.ca/pages/laurent.lapierre/

2 comentarios:

Juan Robledo dijo...

Documento interesante, tiene profundidad y reflexion.

Unknown dijo...

Juan Carlos muy buen artículo, espero sigas publicando tus trabajos en este medio, un abrazo,

ernestob