domingo, 22 de julio de 2007

LA IDENTIDAD EPISTEMOLOGICA DE LA ADMINISTRACIÓN: EN BUSCA DE SU UNIDAD

“No se trata de construir edificios conceptuales que no convencen a nadie. No se trata tampoco de no dejarse llevar por el vértigo epistemológico y, bajo el pretexto del conocimiento exacto de perderse en una huida en la abstracción que busca acercarse indefinidamente a un limite de perfección exacta y rigurosa sabiendo que, a la manera de las matemáticas y según Bertrand Russell, que no saben de que hablan, ni si lo que dicen es verdadero” (Georges Gusdorf)


La preocupación latente que enmarca el reñido debate entre el Positivismo y el Constructivismo como formas para llegar al conocimiento representa para la administración como disciplina un reto epistemológico acerca de los métodos que pueden y deben ser utilizados para la producción de conocimiento en la ciencias sociales, y muy especialmente en la Administración.

Desde los antiguos griegos, Platón plantea que el conocimiento se caracteriza por ser necesariamente verdadero (episteme[1]), de la misma manera Sócrates en el dialogo Platónico elaborado en el Teeteto[2], define que la denominación de conocimiento debe

restringirse a las creencias verdaderas y justificadas. De acuerdo con esta definición no basta con afirmar que algo es verdadero para considerar que eso constituye conocimiento.

Desde esta perspectiva, que sin lugar a dudas soporta la línea de pensamiento Positivista, la construcción de una epistemología de la Administración no debe únicamente fundamentarse en métodos matemáticos-empíricos, ya que el objeto de estudio en este caso la “administración” no seria consecuente con el método elaborado de acuerdo a su naturaleza. Desde luego, la tendencia actual esta orientada hacia la “matematización” de todo lo humano, que en consecuencia produce una forma “reduccionista” de tratar las actividades humanas sobre todo aquellas que se dan el escenario de la Administración, como bien fuera expresado por Georges Gusdorf[3] :

“La inteligibilidad matemática no puede considerarse insignificante pero puede convertirse en asilo de la ignorancia; ella no describe más que una película, una telaraña en la superficie de la realidad; no pone en juego la exigencia global que subyace a la afirmación de la vida en la diversidad indefinida de sus metamorfosis. (p. 18)

En consecuencia, la pregunta que debemos plantearnos en primera instancia debe ser acerca de la forma y contenido epistemológico adecuado, correcto de abordar los temas administrativos de tal manera que no solo se teorice, sino que también sea este



pensamiento, impulsor de la “acción administrativa[4]” a través de la practica, que permita, en todas las formas, construir los bucles que den a la estructura de la organización sentido “inteligente”, evolutivo, adaptativo, y sobre todo, permeable a las ciencias y disciplinas que pueden servir de fuente para mejorar el “epísteme administrativo”.

Por esta razón, si la Administración se designa como el objeto de estudio y a partir de ella la practica administrativa, ¿cuales son los elementos que la constituyen que tengan el carácter y la fortaleza del sujeto antes que del objeto final de la misma? Si, esta es una disciplina que solo puede ser elaborada y ejecutada por seres humanos, ¿como entender una forma distinta de “administrar” que no sea bajo el esquema de la “acción humana” permeada por otras ciencias que aportan a la formación del cauce cognoscitivo de la “administración como ciencia?”. En este sentido expresa Gusdorf :

El hombre no se somete a la ley de las cosas, siendo el mismo el creador de las ciencias, operador y destinatario de todo saber que se obtenga[5]

Dentro de este contexto, si el hombre es el creador de las ciencias, porque entonces adherirse a un método científico que aísla al sujeto y, da altura preponderante al objeto medido por el método empírico? Luego, ya es tiempo de que el debate ponga claridad en la demarcación o por lo menos se establezca un acuerdo epistemológico en el cual quede claramente establecido que no hay una “única” forma de llegar al conocimiento, sino que por el contrario, el conocimiento puede ser manifestado como verdadero por métodos mas allá de la falsacion[6], y el ejercicio empírico. Esta posibilidad queda claramente establecida cuando Gusdorf plantea:



“Todas la ciencias creadas por el hombre, son exponentes de la genialidad humana; todas las ciencias son ciencias del hombre El conocimiento devuelve al hombre lo que él mismo le ha prestado. Espíritu y naturaleza no son dos realidades independientes que se pudieran reencontrar por azar. Los principios de las ciencias son estructuras mentales que hacen que el pensamiento construya el universo en función de sus normas propias de inteligibilidad, lo que supone que el conocimiento y el mundo no son extraños el uno al otro como ya lo habia afirmado Shelling. Ciencias de la naturaleza y ciencias de la cultura son indisociables como solidarias son la antropología y la cosmología. (p. 18) (negrillas fuera de texto”

De todos modos, es necesario, entrar a estudiar a la “administración” desde interrogantes tales como: ¿Por qué la Administración? ¿Desde Cuando? ¿Para que? ¿Con que y como? Cual es el motor que le permite a las Ciencias de la Gerencia o a las Ciencias de la Gestión, o será talvez las Ciencias de la Administración, avanzar paralelo al desarrollo de las estructuras sociales, sus fenómenos, sus cambios y sus volátiles conductas asociadas a los factores externos. ¿Como se inserta “la practica administrativa” en los mecanismos actuales de la economía de mercado desde el proceso mismos de producción, distribución y consumo? ¿Cómo se interconecta el mecanismo de mercado a partir del comercio, el dinero y la institucionalidad del mercado?

Por el contrario, en la eventualidad de la búsqueda del conocimiento administrativo abordado desde la practica positivista, se corre el riesgo o mejor dicho, se llega a la “reducción” de la practica administrativa sujeta a las valoraciones y funciones de orden matemático a través de la “racionalidad instrumental, que se utilizarán para resumir el contenido, pero que a la larga eliminan la posibilidad de la aplicación hermenéutica en la relación de la Administración con las estructuras sociales, y en especial la relación con las practicas que no solo desarrollen la sostenibilidad de la organización, sino que esta sostenibilidad pueda ser orientada a la misma función sostenible de la sociedad. Claramente lo expresa Moigne, citado por Muñoz (2000):
“La incoungrencia principal de esta disciplina reside mas precisamente en lo inapropiado de los métodos prestados para captar en su naturaleza y complejidad lo que constituye, desde nuestra perspectiva, su objeto de estudio que responde mas a la necesidad de estudiarlo “científicamente” que al imperativo de comprenderlo en su verdadera naturaleza”

En efecto, es precisamente la tendencia “cientificista” que algunas corrientes y escuelas del pensamiento administrativo han tratado de enfatizar en la construcción epistemológica de la administración, en donde el énfasis lo buscan en los elaborados modelos explicativos, antes que en las bases de la comprensión de la naturaleza misma de la práctica administrativa. Esta acelerada obsesión por establecer “leyes generales” en la practica administrativa, ha llevado a que se pierda de vista que en cada bosque, cada árbol tiene sus propias características que le permite fortalecer sus tallos, raíces, y formas de intercambio de energía con el entorno a pesar de que esta sembrado en el mismo terreno que los demás.

Citando a Muñoz (2000), “Esta visión científica de la administración tradicional podría calificarse de reduccionista pues se centra en lo exclusivamente técnico-económico, y aplicarla sin escrúpulos a la vida organizacional, como dirían Morin (1993), “Reduce lo real a lo que es cuantificable” y continua Muñoz (2000), “El afán de hacer abordable las situaciones de gestión por una lógica racional, matemática y objetiva, con el fin exclusivo de que aporten forzosamente a la eficiencia técnica o financiera de la empresa, oculta otras facetas de la vida humana necesariamente implicadas en tales situaciones y ese reduccionismo, a la postre, puede generar un efecto perverso sobre las personas, las organizaciones, la sociedad y los ecosistemas.

Como si fuera poco, es precisamente la vida humana en la organización, lo último que se piensa desde algunas de las modas de la práctica administrativa. La obsesión eficientista de la gerencia desconoce en su momento, la alta responsabilidad que tiene con la “vida humana” que esta a diario aportando sus energías en el fortalecimiento de la organización, que esta aportando a una practica administrativa, y que esta aportando a una apuesta estratégica fundada puede ser a partir de las creencias o el conocimiento. Pero, que a la larga es esta vida humana el soporte real de la competitividad sostenible de la organización.


Al respecto conviene decir que, se le da la bienvenida a las posturas que entran en oposición al positivismo, ya que están abriendo el camino que permite a las ciencias sociales y en especial a las ciencias de la administración, renovar sus métodos de investigación, sus formas de abordar al sujeto y objeto, y por sobre todo, se está desarrollando una visión mas amplia y coherente con las realidades sociales de los tiempos actuales y porque no decirlo de los tiempos venideros.

En concreto, el poder abordar el objeto de estudio de la administración desde la visión comprensiva, es una reafirmación de que la ciencia es hecha por el hombre y para el hombre. Que la ciencia es un asunto de cuestiones humanas. Que por tanto, el estudio de la organización y la administración subyace a lo humano; que busca a partir de los individuos, el sentido, la razón de ser dentro de las situaciones sociales y culturales que lo abrigan, muy por encima de las características cuantificables y reductibles a modelos de amplio espectro matemático-deductivo; reafirmando así mismo, la posibilidad de que en el estudio epistemológico de la administración y la organización, se pueda dar espacio a los componentes de la cultura y sus relaciones con la evolución de la organización y la practica administrativa.

De hecho, tratándose de cuestiones humanas, más vale, para la perspectiva comprensiva, las diferencias, las especificidades de los individuos y su sentido. Esto, lleva a la pregunta:. ¿Cómo construir leyes generales de la administración, cuando las organizaciones a través de las cuales los seres humanos interactúan no se comportan con los mismos grados de sensibilidad en cualquier parte del mundo? ¿Cómo pretender hacer a un lado, las especificidades de la cultura, y el contexto social, económico y político en el cual vive de manera particular cualquier organización y con los cuales debe lidiar en busca de su sostenilibidad?




En efecto, no quiere decir lo anterior, que no puedan existir elementos comunes a una conducta de las organizaciones independientemente del contexto en el cual se encuentren funcionando. Pero estos elementos comunes no tienen por si solos la fuerza de “ley general” que permitan la generalización. Por lo tanto, es aquí donde se encuentra la riqueza, la potencialidad del desarrollo de una epistemología de la administración, la cual se construye en la cotidianidad de la acción humana a través de la práctica administrativa, y no en los laboratorios. Las propias especificidades de las organizaciones en sus respectivos contextos hacen que el intento por construir leyes generales sea inocuo. De esta forma, se refuerza el hecho o la propuesta acerca de abordar a la administración desde una visión comprensiva.

De igual modo, esta visión “comprensiva” puede permitir la construcción de un núcleo de conocimiento pertinente a la practica administrativa, la administración misma, y la organización, por lo tanto, cabe entonces preguntarse acerca de la relevancia misma de una calificación “científica” menester de que lo que se pueda construir no estará mediado por el “método científico” establecido desde el positivismo, sino contrario sensu por una practica investigativa abierta a la creatividad rigurosa y al ingenio en la medición de las relaciones que puedan ser obtenidas entre la organización, la administración, la practica administrativa y su medio interno y externo al cual se debe. Vale así la pena preguntarse , si lo que buscamos es construir una Administración Científica, o en su lugar una Ciencia de la Administración capaz de comprender los fenómenos generales de la gerencia, su abordaje desde la particularidad especifica del entorno para cada organización, y desde la rigurosidad de uno o varios métodos capaces de sostener las premisas, las creencias, el conocimiento y su posterior aplicación al desarrollo organizacional. Como lo afirma Laurent Lapierre en su artículo Gerencia es Crear[7]:



“ Gerenciar como uno es, es otorgarse el derecho a pensar de manera diferente, es aceptar no saberlo todo de antemano, es gerenciar a seres humanos imperfectos, es también gerenciar con otras personas, es dar prueba de autonomía, encontrar sus propias ideas…(p.5)

Lo anterior, invita a pensar, si es en este sentido necesario la “unidad de método”, o por el contrario el método puede validar la unidad de criterios que se construyen con el avance de la investigacion desde la visión comprensiva. En tal caso, ¿Cómo se podría construir un consenso entre la comunidad intelectual o dicho de otra forma, entre la comunidad que investiga en el campo de la administración, criterios que permitan una comunicación mas homogénea sin que esto reste la especificidad y la particularidad de los objetos de estudio abordados?

Luego, es necesario el afinamiento de un lenguaje especial que permita la comunicación del conocimiento en administración, pero un lenguaje que no se enajene de lo humano, de lo social, que aunque se requiera de un determinado nivel de comprensión, este nivel sea de relativo fácil acceso. De esta manera, seria el lenguaje quien ayude como hilo conductor en la construcción de un todo de las ciencias en administración construido desde sus partes y observado como un sistema abierto al intercambio no-negado de las distintas energías que contribuyan al fortalecimiento de una filosofía general de la administración pero que comprende desde la misma hermenéutica la interpretación precisa de los escenarios en los que actúa la practica administrativa.

En consecuencia, implica esto, quizá ¿Que se debe apartar la investigacion en las ciencias de la administración de las “controversias”? Sin lugar a dudas, seria el peor error que se cometería, pues si bien no se busca afirmar una posición “cientificista” de la administración, ésta, puede participar con argumentos sólidos en la discusión permanente acerca de las “controversias” que den origen a nuevos paradigmas, no confundiendo estos con el surgimiento de “modas administrativas”, sino por el contrario comprendiendo que solo a partir de las “controversias” se puede dar el impulso a nuevas formas de comprensión de la practica administrativa, de sus variantes fortalezas y debilidades.

Dentro de este contexto, se presenta para la Administración, la Organización y la Práctica Administrativa el problema de la “representación”, como lo expresara Latour : “ la ciencia seria algo superfluo si no existiera ninguna diferencia entre la apariencia de las cosas y su esencia”. Y, es precisamente, uno de los mayores retos de la Administración: su representación y su objeto de representación. Dicho de otra forma ¿que fundamento garantiza la relación existente entre los objetos de estudio de la administración y las afirmaciones hechas sobre estos mismos objetos? ¿Es acaso este un problema de “método”?

La reflexión, es invitar a pensar seriamente, sobre el camino que debe seguir la “Administración” en busca de su propia identidad. Si se decide seguir la forma tradicional, en la que se busca como máxima “el eficientismo técnico” que reduce la “realidad administrativa” al juego de números y normas deducidas como regla general, o , si por el contrario, se apoya la ruptura de las viejas tradiciones, en busca, de un horizonte mas cercano al objeto de estudio que debe ser abordado por la administración no desde una perspectiva reduccionista , sino por el contrario desde una perspectiva abierta, holística, permitiendo la validación de distintas formas de investigar y producir conocimiento que sin alejarse de un método riguroso, permita el abordaje de problemas sutiles en la Administración, rompiendo así los esquemas que llevan a la incongruencia o falta de coherencia teórica que en ocasiones es atizada con acento científico por las corrientes de la “metafísica de la acción”[8] administrativa, que mas que abonar a la epísteme administrativa, lo que producen es una retroacción positiva, distorsionando la identidad misma del marco general de la teoría administrativa cuando en su afán cientificista, se lanza a las afirmaciones deductivas. Este problema de la incongruencia esta bien aclarado por Muñoz (2000) cuando cita el debate entre positivismo-constructivismo en Francia, en el marco de su tesis doctoral, cuando plantea:

“La incongruencia fundamental de esta disciplina reside más precisamente en lo inapropiado de los métodos prestados para captar en su naturaleza y complejidad lo que constituye, desde nuestra perspectiva, su objeto de estudio. O, dicho de otra manera, la gestion se fabrica un objeto de estudio que responde más a la necesidad de estudiarlo “científicamente” que al imperativo de comprenderlo en su verdadera naturaleza… “Esto es una adaptación del objeto al método en aras de un dudoso estatus epistemológico de ciencia exacta”. (p. 3)

Finalmente, Buscar la “exactitud” se ha convertido de esta manera en una obsesión de algunas corrientes del pensamiento administrativo, que desde mi punto de vista, están no solo tratando de evitar lo inevitable, sino que provocan una “ficción” al pretender que el desarrollo de una “Administración Científica” bajo los cánones de un “método científico” sigue siendo la única manera posible de producir conocimiento útil, verdadero y aplicable.

BIBLIOGRAFIA.
· LA PIERRE, Laurent., Gerenciar es Crear. Cátedra sobre liderazgo Pierre-Péladeau en HEC Montréal[9] Traducción al español: Carla Menza

· WARREN, B. Genis; JAMES O`Toole. “Como las Escuelas de Negocios Perdieron el rumbo. Harvard Business Review, Abril 2 del 2006. Tomado de Rodrigo Meza, Universidad EAFIT.

· MUÑOZ, Rodrigo, Capitulo 2 Tesis Doctoral: “El debate positivismo-constructivismo en Francia: una mirada desde las ciencias de la gestion.

GUSDORF, Georges., “Los Modelos Epistemológicos en las Ciencias Humanas” tomado de revista Psychologie, tomo XLIII, No. 397 de 1990. Traducido por Rodrigo Muñoz G., profesor de la Escuela de Administración de la Universidad EAFIT

MOUCHOT, Claude.m, En: Martinet, A. Ch. Epistémologies y sciences de gestion. Paris, Ed. Economica, 1990


[1] Conocimiento perfecto, referido al Mundo de las Ideas, consecuencia del ejercicio de la razón. Platón distingue dos géneros fundamentales de conocimiento: la ciencia (epistéme) y la Opinión. A su vez, el tipo de conocimiento que denomina ciencia se divide en ciencia en sentido estricto (o inteligencia (noûs) o dialéctica o filosofía) y pensamiento discursivo, y la Opinión en creencia y conjetura. La noción actual de ciencia no coincide totalmente con la platónica: para este filósofo la ciencia era el conocimiento estricto (universal y necesario) de lo absoluto, de lo eterno (que identificaba con las Ideas) y una tarea eminentemente racional. Sólo la ciencia que llamamos matemática coincide casi totalmente con esta forma de entender la ciencia, pero muchos conocimientos que ahora llamamos científicos caerían en lo que Platón denomina mera opinión; por ejemplo, los que apenas son algo más que meras especulaciones en un caso, o generalizaciones empíricas en otro, como la sociología, la psicología, la economía... Por el contrario, la física teórica estaría a medio camino entre la opinión y la ciencia, dado su carácter eminentemente matemático y racional.

[2] El Teeteto es un diálogo platónico. Su tema fundamental es la pregunta ¿qué es el conocimieto?. Teeteto, un joven estudiante de matemática y ciencias afines, propone 4 definiciones que son rechazadas por Sócrates. El saber no puede ser definido mediante ejemplos, no es percepción, ni opinión verdadera, ni una explicación acompañada de opinión verdadera. Sócrates rebate estos argumentos desde un punto de vista crítico, es decir solo cuestiona lo que propone Teeteto a través de preguntas y no formula un concepto de lo que es conocimiento. De este diálogo proviene una definición tradicional del conocimiento, la que lo considera como creencia verdadera justificada.

[3] Los modelos epistemológicos en las ciencias humanas. Tomado revista Psychologie, tomo XLIII, Nro 397 de 1990
[4] Entendiéndose la acción administrativa como la incorporación de toda la energía gerencial en la ejecución de las decisiones tomadas en función de la orientación que debe tomar la organización dado los elementos de planeacion que haya establecido y su propósito organizacional inmerso en el tejido social al cual corresponda
[5] Ibid 3.
[6] Ante la imposibilidad de la verificación, Popper propone la Falsación como medio de aproximación a la verdad.
[7] LAPIERRE, Laurent., Gerencia es Crear. Profesor titular, director de la Cátedra sobre Liderazgo Pierre-Péladeau en el HEC de Montreal.
[8] Hatchuel, en su diagnostico preliminar, considera que tradicionalmente la administración se ha organizado en torno a supraideas o metafísicas de la acción (las utilidades, la estrategia, la cultura organizacional, el lider, etc.…) que buscan totalizar e imponer de manera erógena a los colectivos actuantes, comportamiento ajenos a sus dinámicas sociales. (tomado Capitulo 2 Muñoz, 2000- El debate Positivismo-Constructivismo en Francia)
[9] Este texto de Lapierre se ha convertido en una posición colectiva avalada y firmada por personas de diversos horizontes: altos gerentes, rectores, profesores, investigadores, artistas, estudiantes. La lista de signatarios se encuentra en: http://www.hec.ca/pages/laurent.lapierre/

LA ORGANIZACIÓN: UN RETO EPISTEMOLÓGICO EN LA GESTIÓN DE CONOCIMIENTO PARA LA COMPETITIVIDAD

LA ORGANIZACIÓN:
UN RETO EPISTEMOLÓGICO EN LA GESTIÓN DE CONOCIMIENTO PARA LA COMPETITIVIDAD


“Para poder construir tecnologías efectivas que permitan la gestion del conocimiento, es necesario comprender como los individuos, grupos y organizaciones lo utilizan…El reconocimiento del conocimiento y el capital intelectual como creadores de valor han establecido una nueva gama de conceptos que apuntan a las teorías y practicas de la Direccion” ( Ross, J. Von Krogh- The Epistemological Challenge)


En toda época y en todo tiempo pasado, presente y futuro, las sociedades humanas han debido dar respuesta a tres funciones básicas de subsistencia: la producción, la distribución y el consumo. Cada una de estas tres funciones ha sido el modo prevalerte que caracteriza y ha caracterizado a las sociedades humanas. De hecho, la existencia de estas tres funciones permite inferir que la “organización” siempre ha sido un concepto que ha estado implícito en el tejido humano. Sin embargo, la evolución de las sociedades humanas ha llevado a la construcción de un tejido social cada vez mas complejo, lo que ha implicado que estas tres funciones “naturales” de la sociedad, han sido tejidas y ligadas a los “artefactos” sociales tales como el comercio, el dinero que interactúan en lo que Polanyi denomina “el mercado formados de precios”, y lo que hoy entendemos como una “economía de mercado”.

La racionalidad económica desde la perspectiva de la función de producción lleva al hombre a comprender el “poder” del conocimiento y su influencia en una economía de mercado. De esta manera en el marco del conocimiento se da origen al concepto de la ciencia, la tecnología y la innovación.

De esta manera la ciencia, la tecnología y la innovación como producto de una racionalidad económica se refleja en la “organización productiva” , que imprime su énfasis en el control del capital físico (y todos sus procesos de transformación) como fuente de riqueza, sin embargo en la medida que la “ciencia” y todo su cuerpo de conocimientos avanzan traduciéndose en tecnologías, éstas permiten el desarrollo de innovaciones que dan un mayor significado y valor económico que el mismo capital físico, surgiendo la idea, que frente al capital físico, es mas importante sostener la ventaja competitiva que da el capital intelectual (Ross, J. Von Krogh, 1996).

Ahora bien, a mi modo de ver, la racionalidad económica ha llevado a la construcción de un sistema económico social predominante: El capitalismo. Este sistema bajo la premisa Mengeriana de la escasez de medios con respecto a fines, ha llevado a que la “inteligencia humana” agilice los procesos de producción de conocimiento (bajo los supuestos de optimización, maximización y minimización), desde entonces el efecto ha sido una transformación de las sociedades, acompañada de sus respectivas asimetrías reflejadas en las ventajas y desarrollos que se muestran en un país frente a otros y, porque no decirlo, en todo caso desde una perspectiva global, el conocimiento nos ha “segmentado” como países, como sociedades, como seres humanos. Estos efectos no vienen solos, tienen un impacto profundo en las estructuras mismas de las organizaciones productivas y no productivas. Sin embargo es en las productivas (las que se debaten en el marco de la competencia por los mercados) donde el conocimiento esta marcando la pauta en la creación de ventajas competitivas, como lo manifestase Motorola en su momento, estamos en la “edad de la mente”, llevando a lo que Ross J. Von Krogh (1996) ha denominado “The Epistemological Challenge”.

En este sentido, surge en la estructura organizacional, la figura de la Direccion de Conocimiento como el núcleo de la empresa que se relaciona íntimamente con el espísteme de la compañía o la organización. Así, se ha dado origen a categorías como: Capital Humano, Capital Intelectual, Red de Conocimiento, Creatividad, Información, Datos, Innovación, Tecnología, etc…


Es significativo que se comprenda, que la diferencia entre los países ya no obedece solo a la dotación de recursos naturales, sino también a la cantidad y calidad del conocimiento que produce, que agrega y que transforma ( Arrow, K,J.1962). Esto quiere decir, que lo que se esta comprometiendo desde la perspectiva de la producción de conocimiento en la organización productiva, es el “conocimiento tecnológico”, en otras palabras, la función de producción es una expresión de este conocimiento.

Sin embargo, la producción de este conocimiento tecnológico debe entenderse desde el marco de los retos de la globalización, de los retos de una nueva ética, y de la fragmentación especializada del conocimiento (Nasher F.B, 2001). En concreto, la organización en la perspectiva racional económica y con una función de producción que necesariamente expresa un grado de conocimiento tecnológico, debe enfrentarse desde el punto de vista pragmático a tres elementos fundamentales : la investigacion, la interpretación y la acción. Elementos que para que sean funcionales, deben estar orientados por el mercado, el personal y la organización.

O sea, el conocimiento tecnológico expresado por una función de producción, obliga a que la corporación, la empresa, deban transformarse en una “organización de aprendizaje” pero esto no será posible si la corporación no inicia por un curso de “calidad de personal” (Bente Elkjaer, 2001). Lo que implica, que la corporación debe tener una “visión compartida para que funcione como una organización de aprendizaje, como lo plantea Senge, 1990, “la visión compartida provee el focus y la energía para aprender”.

En este sentido, se recalca, que el aprendizaje no es solo un proceso epistemológico basado en la cognición individual, el aprendizaje debe también ser visto como una situación social. Toda acción de aprendizaje ocurre a través solo de los individuos y su participación en las comunidades de practicas que puedan desenvolverse en ambientes “lo suficientemente buenos”, sin confundir este ambiente con un escenario necesariamente de comodidad, sino por el contrario, comprender el ambiente suficientemente bueno como una factor para el desarrollo del aprendizaje organizacional que es motivado permanentemente por las situaciones de incertidumbre, como lo plantea Dewey :

“Si nosotros deseamos aprender desde nuestras experiencias, nosotros debemos aplicar nuestras habilidades como humanos para reflexionar sobre las relaciones entre nuestro actuar y nuestras experiencias presentes”


Ahora bien, el concepto de aprendizaje desde la organización presupone la habilidad para adaptarse al cambio. Desde esta perspectiva, la organización que aprende es una organización que se adapta al cambio y, el cambio desde el punto de vista macro emerge como un proceso de transformación de los países y puede ser solamente entendido desde las prácticas de los individuos y grupos en los niveles locales del sistema económico. (Bruce, Kogut, 203). Cabe entonces preguntarnos ¿que se entiende por cambio organizacional? Desde la posición de Rosenteill y Koch en el 2001, se comprende el cambio organizacional como “el aprendizaje que ocurre en una organización que produce reales o potenciales cambios, después un cambio en las relaciones a través de la acción organizacional y la responsabilidad medioambiental”. Sin embargo, desde esta posición, me atrevo a creer que no se tiene en cuenta el hecho que si el cambio proviene del aprendizaje organizacional, entonces el cambio debe contener implícita o explícitamente un componente de identidad organizacional. Porque como bien lo plantea Kogut: “El aprendizaje individual no es garantía de aprendizaje organizacional”. Esto se ve claramente reflejado en la visión ontológica del conocimiento, cuando expresa que, éste es creado solo por los individuos. Una organización no puede crear conocimientos sin individuos, por lo tanto, una organización solo aprende de individuos que aprenden.

En este contexto, es necesario considerar el hecho que la empresa, la corporación, no es un ente aislado de la sociedad, que como otros agentes, hace parte de su tejido social, y que el desarrollo del conocimiento tecnológico que la organización pueda desarrollar esta íntimamente relacionado con otros actores. También, desde la premisa que en el actual entorno económico, los que compiten no son los países sino las empresas, y que existen brechas de “conocimiento tecnológico” que una empresa no puede superar sola, sin el concurso de la “institucionalidad”. Esto, lleva a reflexionar ¿como la función publica interviene en el proceso para la producción de conocimiento, ciencia y tecnología en un país, de tal manera que se pueda adaptar al cambio? O, según lo planteara Margaret Graham., 1987, ¿Cómo podría la industria, gobierno y academia dividir los diferentes tipos de actividades científicas?
A nivel de países, se han creado entidades públicas con el propósito de gestionar e impulsar lo que podría llamarse un Sistema de Gestion de Ciencia y Tecnología, uno de sus propósito principales es la de a partir del capital humano, capital intelectual articulado a partir de las universidades y centros de investigacion, promover, impulsar las fronteras de la ciencia pero muy especialmente impulsar la innovación tecnológica. En este sentido, dos tipos de innovación tecnológica se reconocen como objetivos de estos sistemas: Las Innovaciones Radicales que generalmente son asumidas por centros especializados de Investigacion y Desarrollo; y la innovación incremental o de mejoramiento que son producto de la práctica cotidiana del trabajo organizacional. Sin embargo, los resultados en los diferentes países dista mucho unos de otros, pues al ser expresada la investigacion como una función de producción, esta se somete a la racionalidad económica que implica el asumir los costos de oportunidad, la focalización, que también es una función del grado de formación del capital humano, como lo plantea Margaret Graham: “se ha pasado de la ciencia de la industrialización a la industrialización de la ciencia”. Esto ha llevado al transito de una investigacion “individual” a una investigacion colectiva, de redes (Richard Wittington, 1999), que traen como consecuencia que el “cambio” desarrollo tres dimensiones: en estructuras, en procesos y en las fronteras o límites de las organizaciones. Encontrando aquí los nuevos “conductores” del nuevo escenario competitivo: La tecnología de información y la globalización. Esto lleva a que la “organización que aprende” deba hacerse a características tales como: la flexibilidad, el conocimiento, la creatividad y creación y la colaboración o asociatividad que les permite a las nuevas formas de organización producir conocimientos desde una teoría de la contingencia hacia una teoría de la configuración. Entendiendo la contingencia como toda variable externa, característica ambiental, factor circulante o fuerza influyente que pueda afectar el diseño efectivo de la organización, como lo expusiera Roli Varma (1995): “Existe una relación funcional entre las condiciones ambientales y las técnicas administrativas apropiadas para el alcance de los objetivos”. Manifestándose de esta forma, que no existe una teoría única para la solución de los problemas organizacionales.

La preocupación actual por la innovación, no es más que la respuesta de los agentes del mercado en especial los de tipo de organizaciones productivas que frente al rigor de la competencia se ven avocados en la adopción de estructuras cambiantes, procesos cambiantes y límites cambiantes. Tal como lo manifestase Schilling M.A, en 1998: “Para muchas empresas el desarrollo de nuevos productos es ahora el factor singular mas importante para conducir la empresa hacia el futuro”. Sin embargo esta presión del mercado para ser mas competitivo lleva a la organización moderna al necesario desarrollo de su “lado oscuro” y es precisamente aquel que tiene que ver con la relación entre “poder e individuo, como lo señalare Foncault: “una relación entre poder, saber y sujeto”.

Finalmente, la habilidad para desarrollar los nuevos productos innovadores puede ser una fuente de ventaja competitiva (Mc Adam R., 2002). Sin embargo el mayor énfasis se ha estado haciendo en el proceso de innovación, dejando a un lado el proceso de creatividad que tiene que ver con la “generación de ideas”. En este sentido, ventaja competitiva debería tener como mayor fuente antes que la innovación tecnológica, es la creatividad, entre otras cosas porque ser creativo e impulsar la creatividad es una actividad menos costosa que la implementación tecnológica. Pero estas ideas para la creatividad en la organización solo tendrán éxito sin son motivadas por el “conocimiento” (Amabile, 1997), en el marco de un ambiente lo suficientemente bueno y receptivo.





BIBLIOGRAFIA


· Arrow, K.J. «The economics implications of learning by doing», Review of Economic Studies, 29(junio), 1962, p. 155-173.
· Elkjaer, B. The learning organization: an undelivered promise. Management Learning, 32(4), 2001, p. 437-452.
· Graham, M.B.W. Another turning point for R&D, McKinsey Quarterly, Otoño87 (4), 1987, p. 22-35.
· Kogut, B. The globalizing learning economy. Administrative Science Quarterly, 48(1), 2003, p. 157-163.
· McAdam, R., McClelland, J. Sources of new product ideas and creativity practices in the UK textile industry. Technovation, 22(2), 2002, p. 113-121.
· Nasher, F.B., Ruhe, J. Putting American pragmatism to work in the classroom. Journal of Business Ethics, 34(3,4), 2001, p. 317-330.
· Ross, J., Von Krogh, G. «The epistemological challenge: managing knowledge and intellectual capital», European Management Journal, 14(4), 1996, p. 333-337.
· Schilling, M.A., Hill, C.W. Managing the new product development process: strategic imperatives, Academy of Management Executive, 12(2), 1998, p. 67-81
· Varma, R. Restructuring Corporate R&D: From an autonomous to a linkage model, Technology Analysis & Strategic Management, 7(2), 1995, p. 231-247.
· Whittington, R. Pettigrew, A., Peck, S., Fenton, E., Conyon, M. Change and complementarities in the new competitive landscape: A European panel study, 1992-1996, Organization Science, 10(5), 1999, p. 583-600.

CONOCER


“CONOCER[1]


“Conocer se valora en la actualidad como la posesión de los medios para predecir, controlar y manipular las cosas. Desde Francis Bacon eso ha sido siempre muy importante, pero nunca tan predominante hoy día” (David Bohm)

Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos son una prueba de esa verdad. (Aristóteles-La Metafísica)



¿Cómo conocemos? El ser humano por naturaleza es adicto a la verdad. El conocimiento existe dentro de las personas, como parte de la complejidad humana y de nuestra imprediscibilidad (Ross y Vong, 1996, pp.333-337). Conocemos, porque el ser humano tiene la capacidad de cuestionarse, de ordenar sistemáticamente sus cuestionamientos y de sistematizar de forma lógica las respuestas que obtiene. Conocer, es simplemente el “acto de conocer”, comprender en primera instancia las “limitaciones y fronteras” de nuestro conocimiento, lo cual implica hacer un reconocimiento de nuestra ignorancia. Seguidamente, conocer, es pensar, pero el pensamiento a pesar de ser una acción natural en el ser humano, debe ser coherente y debe tener una fuerza motriz. Pensar por pensar, no produce el “conocer”, lo que infiere que el pensamiento debe ser coherente, lógico, y consistente, y que la fuente de este pensamiento es primera instancia “la idea”.

Ahora bien, si la idea es la fuente del pensamiento, pero éste, solo es propio del interior del hombre, entonces, ¿que nos hace pensar que el “conocer” proviene de una fuente distinta al mismo ser? En Sócrates encontramos el “conócete a ti mismo”, en Descartes el “Pienso , luego soy”; a pesar de que el primero hace referencia al reconocimiento de la ignorancia, y el segundo hace referencia al “ser” como fuente de conocimiento, ambos tienen en común que parten de lo mas interior de la ontología del ser humano. En consecuencia podría inferirse, que “conocer es un acto solo humano”, que todo lo que se produce por este acto es conocimiento, y que este conocimiento es en principio la materia prima que le permite al ser humano construir su complejo tejido de relaciones con el entorno y con el mismo.

Desde esta perspectiva, el acto de conocer y la forma de cómo se conoce, obedecen a la unidad del saber, del comprender y del actuar humano, sin que hasta este momento, se pretenda la aplicación de categorías de conocimiento. El ser humano solo sabe que puede llegar a conocer.

¿Por qué si el “conocer” es un acto natural del ser humano, el conocimiento se ha hecho cada vez más complejo? En su intento por comprender el universo y las relaciones del hombre con la naturaleza, el hombre ha creado la “ciencia” como parte del conocimiento y lo que en principio parecía ser la fuente en la unidad del “conocer” sistemático y coherente, ha desbordado su propia unidad y trascendido a un esquema de especialización que ha llevado a la “fragmentación” del conocer, provocando una ruptura en la noción de comprensión científica la que se hace incompatible con una actitud “fragmentaria de la realidad” (Borhm y Peat, 1998- p. 27). Sin embargo, a pesar de esta fragmentación y ruptura, no se puede pensar que la ciencia como un cuerpo de conocimientos científicos ha fracasado, de esta manera escribe Kuhn :

“Si la ciencia es la constelación de hechos, teorías y métodos recogidos en los textos al uso, entonces los científicos son las personas que, con éxito o sin él, han intentado aportar un elemento u otro de esa constelación concreta. El desarrollo científico se convierte así en el proceso gradual mediante el cual esos elementos se han sumado, uno a uno y en combinación, al acervo siempre creciente que constituye la técnica y el conocimiento científico” (p. 24)-negritas fuera de texto-

Expresa aquí Kuhn, con claridad, la existencia de hechos científicos que son llevados a la comprensión científica a través de teorías y métodos, y sin embargo a pesar de la existencia de una fragmentación del conocimiento, finalmente se puede re-encontrar la unidad del conocimiento en la combinación del acervo que se refleja en la aplicación de técnicas y tecnologías.

De este modo, el ser humano, se enfrenta a la pregunta de ¿Cómo produzco conocimiento?. Ya es claro que el hombre puede conocer, pero las relaciones complejas con su entorno físico, social, y espiritual, lo lleva a la necesidad de diseñar una arquitectura coherente que oriente su capacidad de pensamiento. Esto implica, que el ser humano, a pesar de que puede conocer de forma natural, este conocimiento solo podrá ser superior si logra ir más allá de la doxa, para llegar a la espísteme de las distintas formas de conocer.


De tal modo, que esta arquitectura ha sido construida a partir de un pensamiento científico orientado por un método, dando lugar a tres formas básicas: la deducción, la abducción y la inducción. Todas en busca de la “verdad científica”. Sin embargo, ¿que tanta verdad científica es necesaria al momento de estudiar lo humano en relación a lo humano, lo humano en relación a su entorno? La regla científica propone la evidencia como criterio de verdad (Descartes-Discurso del método), sin embargo, el material del conocimiento no es otro que ideas, luego estas ideas solo pertenecen a lo humano, por lo tanto, la verdad puede no solo ser observada a partir de la evidencia física-matemática, sino también de la “evidencia comprendida y aprehendida” que subyace alrededor de la “acción y el espíritu humano” en su vida individual y colectiva. Como lo diría Descartes: “Esta operación de conocer lo evidente o intuir la naturaleza simple, es la primera y fundamental del conocimiento”.

En consecuencia, ¿es la lógica y la matemática, la condición sine-cuanun para que el ser humano pueda construir un conocimiento verdadero que le permita establecer contacto con la realidad y la verdad científica? Desde el punto de vista de Bunge (1989), la lógica y matemática son el único medio con el que se puede establecer contacto con la realidad a través del puente del lenguaje tanto el ordinario como el científico. Sin embargo, David Bohn (1998), plantea que “es arbitrario decir que las matemáticas deben jugar un papel único en la expresión de la realidad. Las matemáticas solo son una función de la mente humana, y otras funciones, pueden con toda seguridad, ser igualmente importantes, incluso en la física.”. De igual manera , Alfred Korzybski, decía, que “las matemáticas son un esquema lingüístico limitado, que permite una extrema precisión y coherencia, pero al precio de una abstracción tan extrema que su aplicabilidad ha de tenerse cuidado de limitarse… porque la “cosa” es siempre más de lo que nosotros queremos decir y no se agota nunca con nuestros conceptos. Y, la “cosa” es también diferente de lo que queremos decir, aunque solo sea porque ningún pensamiento pueda ser absolutamente correcto cuando es ampliado de manera indefinida”. De esta manera, puede refutarse a Bunge cuando plantea que el carácter matemático del conocimiento científico es lo que lo hace racional. Pues esta claramente demostrado que la “razón humana” puede producir otras formas coherentes de racionalidad que también pueden aportar al avance del progreso “científico”
Finalmente, el hombre representa su universo, lo transforma según racionalice su interpretación y su significado (Peirce-1887), modifica permanentemente sus estructuras de aprender, aprehender y conocer, en su inagotable tarea natural de búsqueda de la “verdad”, que le permita la aproximación más cercana posible a la realidad, pero esto, solo en el marco de lo social, pues conocimiento científico o no-científico, solo tiene sentido si se reconoce en lo social, en lo colectivo como parte de su infraestructura y su cuerpo de ideas claras, sistemáticas, coherentes y lógicas.

BIBLIOGRAFIA.
· Aristóteles, Metafísica, Editorial Espasa Calpe S.A, colección ciencias y humanidades, Primera edición 2007.
· Bohn D., Peat, F.D; Ciencia, Orden y Creatividad: Las raíces creativas de la ciencia y la vida. Editorial Kairos, Tercera Edición, 2003.
· Caldwell, B.J. «Clarifying Popper», Journal of Economic Literature, 29(1), 1991, p. 1-33.
· Descartes, R. El discurso del método. [publicado en 1637].
· Eisenhardt, K. Building theories from case study research, Academy of Management. The Academy of Management Review, 14(4), 1989, p. 532-550.
· Eisenhardt, K. Theory building from cases: Opportunities and challenges, Academy of Management Journal, 50(1), 2007, p. 25-32.
· Kuhn, T.S., La Estructura de las Revoluciones Científicas. Editorial EFE (Fondo de Cultura Economica) segunda edición 2004.
· Mario Bunge, La Ciencia. Su método y su filosofía. www.philosophia.cl/Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
· Peirce, Charles Sanders [artículos publicados en 1877-1878]. «The fixation of belief» y «How to make our ideas clear», in Charles S. Peirce: The essential writings, Moore, E.C (editor), Harper & Row
· Ross, J., Von Krogh, G. «The epistemological challenge: managing knowledge and intellectual capital», European Management Journal, 14(4), 1996, p. 333-337.
· Samuels, W.J. Signs, Pragmatism, and abduction: The tragedy, irony, and promise of Charles Sanders Pierce, Journal of Economic Issues, 34(1), 2000, p. 207-217.
[1] Orientado a la síntesis del objetivo de la sesiones 1 “Explorar los fundamentos filosóficos del conocimiento, analizar y discutir los mecanismos de estructuración del conocimiento y las implicaciones epistemológicas.